Una letra femenina azul pálido: 176 de Franz Werfel
Pese a ser de madera, sus ojos empezaron a llorar. Pero no sintió ningún dolor, sino un malestar muy extraño unido a algo inexplicable que lo obligó a dar un paso hacia la ventana [...] El hombre de madera siguió mirando fijamente a través de la ventana.
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