El mesías de Dune de Frank Herbert
Cada extravagancia arquitectónica que pudiera concebir una historia demencial se extendía bajo él: terrazas con proporciones de una meseta, plazas tan amplias como algunas ciudades, parques, locales, lugares donde el desierto había sido cultivado. El arte más soberbio se había abocado a inexplicables prodigios de atroz mal gusto. |