Mirar y pensar la belleza de François Cheng
Con el advenimiento del hombre, nace otro tipo de belleza que podemos calificar de belleza del corazón o del alma. Esta compete al ámbito ético y al ámbito espiritual. En efecto, para superar las condiciones trágicas de nuestro destino, para ir más allá de las contradicciones entre uno mismo y los demás y, también, para elevarse a la altura de la parte divina del hombre, los mejores de entre nosotros, al haber dominado el surgimiento de la violencia, han desarrollado unas cualidades morales o espirituales que son, de hecho, innatas al hombre y que le honran.
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