Mirar y pensar la belleza de François Cheng
...la belleza posee el don de provocar en nosotros las sensaciones más fuertes e inmediatas, tanto físicas como emocionales. Impregnado de las emociones nacidas de estas sensaciones, nuestro ser se siente atraído por la presencia de la belleza e, instintivamente, va hacia ella. Al hacerlo, se orienta hacia una determinada dirección. Ahora bien, en cuanto nuestra existencia toma una dirección, cobra sentido. Y cuando dicha dirección desemboca en un estado de armonía y comunión, en otras palabras, un estado de amor, como en el caso de la belleza, nuestra existencia alcanza su más alto significado, porque es entonces cuando le hace señas a la vida verdadera; y la vida verdadera, a su vez, le hace señas a la belleza.
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