Mirar y pensar la belleza de François Cheng
El mal está causado por las enfermedades o las calamidades naturales. Está aquel que los hombres infligen a los demás hombres. Éste último es mucho más aterrador. Como el hombre está dotado de inteligencia y goza de libertad, cuando pone su ingenio al servicio del mal -masacres, genocidios, suplicios, violaciones, torturas físicas o morales, destrucciones en masa- no existen límites a su radicalidad. Ni siquiera la muerte acaba con él, ya que dicho mal destruye, con crueldad aterradora, no sólo el cuerpo, sino también el alma. Es capaz de destrozar el orden de la propia vida.
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