Francisco Rodríguez Tejedor
Yo vi los brillos del jade en tu rostro, cerca de los ventanales que detenían el avance de la lluvia. Yo vi el agua que riega las plantas y los hormigueros que a veces hay entre ellas, y vi las hormigas, inermes e indefensas, corriendo desorientadas mientras se destruía todo a su alrededor. Yo te he visto a ti, Indira, y te he amado y te amo y me has dolido y me dueles y te llevaré siempre como una herida luminosa.
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