La formación de una marquesa de Frances Hodgson Burnett
Cuando tiene carácter para elegir, un hombre de su posición puede evitar que su esposa se convierta en una molestia. Le puede proporcionar una buena casa, regalarle las joyas de la familia, buscarle una mujer mayor y decente como dama de compañía, y guardarla en el potrero para que se desquite a sus anchas dentro de los límites del decoro. Y sus propias habitaciones, que estén consagradas sólo a él. Y que cuente con sus clubes e intereses personales. Los matrimonios se molestan poco en estos días. Comparativamente, la vida de los casados se ha vuelto muy decente.
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