Los hermanos Karamázov de Fiódor Dostoyevski
Pero no es un simple asesinato, ¡sino un parricidio! Y esto impone hasta el punto de que, hasta en la cabeza más imparcial, la nimiedad y la falta de pruebas de los hechos inculpatorios ya no es tan nimia y ya no faltan pruebas. Porque ¿cómo absolver a un acusado así? ¿Y si es el asesino y queda impune? Esto es lo que todos sienten en su corazón casi involuntariamente, por instinto.
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