Un corazón débil / El señor Projarchin de Fiódor Dostoyevski
-Bueno, dejémoslo. La culpa de todo es que yo tengo un corazón demasiado sensible. Tú lo sabes que tengo buen corazón. ¡Ah! ¡Cómo siento no haber podido contártelo todo tal como quería!.. de una manera digna... que te hubiera gustado... Ya sabes, Arkascha, cuánto te amo; si no estuvieses tú aquí, no podría.. me parece... vivir en este mundo.
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