Las cenizas de la inocencia de Fernando Benzo Sainz
Allí, con mi traje gris ajustado, mi camisa blanca, mi corbata oscura, mis zapatos de suela fina y con una maleta de cartón colgando de mi mano, era yo y no ellos el que parecía disfrazado. Y me lo dejaron bien claro las pocas miradas que se molestaron en fijarse en mí, miradas fugaces y secas como el pinchazo de un dardo envenenado de sarcástico desdén.
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