Nadie encendía las lámparas de Felisberto Hernández
"Todos los recuerdos vivían en algún lugar de mi persona como un pueblito perdido: él se bastaba a sí mismo y no tenía comunicación con el resto del mundo. Desde hacía muchos años allí no había nacido ninguno ni se había muerto nadie. Los fundadores habían sido recuerdos de la niñez. Después, a los muchos años, vinieron forasteros: eran recuerdos de Argentina. Esta tarde tuve la sensación de haber ido a descansar a ese pueblito como si la miseria me hubiera dado unas vacaciones." (El corazón verde. Pág.172).
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