Escondida luz de Federico García Lorca
-Y me quedo sola mientras que bajo la acacia en flor del jardín mi muerte acecha. Pero mi vida está aquí. Mi sangre se agita y tiembla, como un árbol de coral, con la marejada tierna. Y aunque tu caballo pone cuatro lunas en las piedras y fuego en la verde brisa débil de la primavera, ¡corre más! ¡Ven a buscarme! Mira que siento muy cerca dedos de hueso y de musgo acariciar mi cabeza. |