Yerma de Federico García Lorca
Juan: Tú sales demasiado. ¿No me has oído decir eso siempre? Yerma: Justo. Las mujeres dentro de sus casas, cuando las casas no son tumbas. Cuando las sillas se rompen y las sábanas de hilo se desgastan de su uso. Pero aquí, no. Cada noche, cuando me acuesto, encuentro mi cama más nueva, más reluciente. Como si estuviera recién traída de la ciudad. |