Crepúsculo de Erin Hunter
Se alegraba por Acedera, pero también la envidiaba. Su amiga y Fronde Dorado había entrado en un mundo íntimo al que nunca podría acceder una curandera como ella. Lo había sabido desde siempre, desde que se convirtió en aprendiza de Carbonilla, pero nunc había pensado en lo que eso significaría. No sabía que un gato pudiera añorar a otro del modo en que ella añoraba a Corvino Plomoso, hasta con el último pelo de su cuerpo. |