La (des)enseñanza de Cameron Post de Emily M. Danforth
Me dije a mí misma que no creía nada de esa mierda, pero allí estaba, y me la repetían día tras día tras día. Y cuando estás rodeado de un grupo que en su mayoría son extraños experimentando lo mismo, incapaz de llamar a casa, amarrado a la rutina en tierras ganaderas a kilómetros de distancia de cualquier persona que te hubiera conocido antes, que fuera capaz de reconocer tu yo verdadero si le decías que recordabas quién eras, es como no ser real en absoluto. Es una vida de plástico. Es vivir en un diorama. Es vivir la vida de uno de esos insectos prehistóricos encerrados en ámbar: suspendidos, paralizados, muertos pero sin estarlo; no lo sabes con certeza.
|