El regalo de Eloy Moreno
Pero fueron sus ojos los que hablaron, no me hizo falta preguntarle nada para saber que aquella mirada escondía más sentimientos de los que se atrevía a mostrar: sobran las palabras cuando es el rostro el que lo dice todo, el que con sus movimientos muestra lo que la boca se esfuerza en callar.
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