Tierra de Eloy Moreno
Si había algo que la hundía eran las opiniones negativas en las redes sociales. Desde su infancia había sido una niña pública. Con apenas cinco años tuvo su primer canal, con nueve consiguió su primer millón de seguidores, con veinte tenía varios millones. Su felicidad o tristeza dependía de la cantidad de likes de una foto. Varios comentarios negativos podían destrozarle el día. Y a pesar de que le continuaban llegando mensajes de apoyo de sus fans más incondicionales, la realidad es que la gran mayoría eran de odio. Y en lugar de alejarse de aquel nido de odio, hacía todo lo contrario. Se pasaba las horas, los días, tumbada en la cama leyendo cada uno de esos mensajes. Al final, aquel virus la fue envenenando de tal forma que llegó a pensar que las redes sociales eran la realidad y no lo que tenía alrededor. |