Vera de Elizabeth von Arnim
Por mucho que intentara vaciarse de todo lo que no fuera aceptación y amor, resultaba que solo era capaz de controlar su cuerpo, que reposaba con pasividad entre los brazos de Wemyss. Pero su mente se negaba a hacerlo, se empeñaba en pensar. Era extraño que, aun abrazando el cuerpo de alguien, aun estando tan cerca los corazones de ambos, una persona pudiera estar tan lejos de quien la abrazaba.
|