La casa del páramo de Elizabeth Gaskell
Era un consuelo para ella (y casi el único que le reportaba la visita de Edward) disponer de tiempo para subir a menudo hasta el espino, y serenar su ánimo y calmar su desasosiego bajo el dulce influjo de la naturaleza. La señora Buxton había intentado enseñarle la fuerza y la belleza de la verdad,
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