Es probable que al leer el título de este libro, Hombres fatales, nos lleve a pensar en el término femme fatale, y no vamos mal encaminados. Este concepto fue creado a mediados del siglo XIX y del que nació un mito tan popular que se ha llegado a pensar que podría ser real. Este libro es un bonito y curioso ensayo que tiene como objetivo dar otro punto de vista al bien arraigado concepto de mujer fatal que se le ha adjudicado a la mujer, en el cine, la literatura y, como muestra la portada del libro, en el arte. La cuestión que se plantea aquí es si la mujer fatal existe como tal, si es un comportamiento, un carácter, atribuido a un tipo de mujeres concretas o es un objeto de deseo, por parte del sexo masculino, camuflado claro, para no parecer ellos los hombres fatales. Si tenemos en cuenta que ha sido el hombre el que ha dominado estos ámbitos que he mencionado, a la hora de crear no es de extrañar que lo haya hecho a su antojo y, como no, utilizando en este caso el papel de la mujer para hacernos creer que la fatal era siempre ella. La portada del libro presenta una obra muy bonita, en el sentido artístico, que lleva como título: Susana y los viejos, de Artemisia Gentileschi, una pintora barroca italiana. La pintura muestra a la Susana bíblica siendo acosada por dos viejos mientras se baña. A simple vista no resulta una obra desagradable, pero si se tiene en cuenta la historia de Susana en la Biblia, y lo que motivó a Gentileschi a representar esta imagen, apreciaremos mejor las intenciones de los dos hombres. Un buen comienzo para explicar que, tanto en el caso de la Susana bíblica como en el de la pintora, fueron víctimas del deseo masculino. Las obras que ha elegido la autora para darnos otra visión del término mujer fatal han sido creadas por hombres. Los personajes elegidos siguiendo el orden del libro son: Carmen, de Merimée; Conchita, protagonista de Ese oscuro objeto del deseo, de Buñuel; Albertine, de Marcel Proust; las protagonistas de Vértigo, de Hitchcock; Lolita, de Nabokov y Bouvard y Pécuchet, personajes estos últimos, protagonistas de la novela homónima de Flaubert. Para el Epílogo se reserva la película Con faldas y a lo loco. Desde Carmen hasta Lolita, las protagonistas son mujeres creadas por hombres, pero al final lo que vemos es que ellas son la causa que convierte al hombre en víctima de ese deseo; no pierde la cabeza por amor, simplemente por un objeto de deseo. En el caso de Conchita se ve claro que Mathieu, cuanto más se niega ella, la atracción y el deseo de él hacia Conchita aumenta. En el caso de Bouvard y Pécuchet, el objeto de deseo no es una mujer, sino el propio hecho de desear lo que lleva a los protagonistas a llevar una vida un tanto peculiar. Con este último ejemplo, creo, que la intención de la autora es hacer ver a sus lectores que, por encima del deseo del sexo masculino, prevalece el deseo de desear. …El deseo es el motor de nuestra existencia y su retirada acarrea mayores sufrimientos que su presencia… Aunque sean historias sacadas de la imaginación de estos hombres, precisamente es de sus mentes de donde parte toda la trama. En fin, no se trata de desbaratar nada, solo de dar otra visión del mito, en este caso, visto con los ojos de una mujer. He disfrutado del análisis que hace la autora, y si da la casualidad de que habéis leído las obras que menciona, os resultará más provechoso. + Leer más |