La magia de ser Sofía de Elísabet Benavent
Y cada vez que ella agitaba las pestañas a mí me gritaban todas las entrañas, pero en silencio. Y se me desbordaba el sentimiento en la respiración, llenando tanto mi interior que nunca tenía suficiente oxígeno en los pulmones. Con Sofía me asfixiaba la sorpresa de quererla tanto. ¿Ya? ¿De pronto?
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