Euforia de Elin Cullhed
Me arañé las entrañas con las largas uñas afiladas por mi mente. Me decapité en mi mente con un hacha grande y gruesa. Salté y pisoteé mi propio cuerpo. Hice trizas a Frieda. Cuando Ted volviese, ya no estaría aquí para él, no, lo destruiría todo, y entonces él tendría que ver cómo arreglárselas con las ruinas dejadas con las decisiones de su vida. Sylvia Plath en ruinas. Rompería todos los espejos. Quemaría todas las cartas de rechazo, y mis diarios, todo quedaría arrasado de un plumazo. Me desharía de todo, incluida yo misma.
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