La tiranía de las moscas de Elaine Vilar Madruga
Hay que ser muy hembra para admitir que los sueños de la maternidad son una utopía. Hay que ser muy hembra para no escupir a los tres pedazos de hijos de puta que se alimentaron de ti, que nunca te sonrieron, que jamás te han querido y que tienen objetivos bien trazados en sus pequeñas vidas de miserables. Hay que ser muy hembra para llegar a una conclusión semejante: amar a los hijos no es una condición biológica, sino un proceso de aprendizaje que puede verse frustrado ante cualquier circunstancia.
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