La casa y el cerebro de Edward Bulwer-Lytton
Aún era consciente de que si me rendía al miedo me hallaría en peligro físico, así que concentré mis facultades en resistir con voluntad obstinada. Y alejé la mirada de la sombra, sobre todo por aquellos extraños ojos de serpiente… Ojos que eran claramente visibles. Pues ahí, y no en las otras cosas que me rodeaban, me daba cuenta de que había una voluntad; y una voluntad de una maldad intensa, creativa, activa, que muy bien podría aplastar a la mía.
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