El secreto de sus ojos de Eduardo Sacheri
que el asunto lo había pensado un montón de veces— supongamos que lo mato. ¿Gano algo? ¿Arreglo algo? —Supongo que por lo menos toma una venganza — hablé por fin. ¿Qué haría yo en sus zapatos? Sinceramente no lo sabía, pero no lo sabía, fundamentalmente, porque por ninguna mujer yo había sentido lo que sentía Ricardo Morales por su difunta esposa. |