Un viejo que se pone de pie de Eduardo Sacheri
Ahora, en el patio, Montes llora. Llora su soledad, su desamparo, su alegría fugaz de chico solo. Llora su fracaso perpetuo, su vida regada en guiñapos, la burla perpetua de esa vida que va a terminar de una vez por todas porque está harto, porque no puede más, porque no le queda ni el mínimo pedazo de piel ni de cuerpo sobre el cual seguir apilando sufrimientos.
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