Norte. Una antología de Eduardo Antonio Parra
... el verdadero suicida, el que no va a dejar opción a la duda o al rescate milagroso, necesita una gran determinación y planea bien su muerte porque de lo contrario puede terminar con un buen moretón en el cuello, deforme, lisiado o en estado de coma, y eso es peor que su propio fallecimiento. Es como cargar con una marca en la cara que diga no sirvo para nada, si siquiera para morirme.
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