La bailarina de Auschwitz de Edith Eger
Peor que sus palabras son sus ojos. Estoy convencida de que el asco con que nos miran podrían rasgar mi piel y partirme las costillas.
|
La bailarina de Auschwitz de Edith Eger
Peor que sus palabras son sus ojos. Estoy convencida de que el asco con que nos miran podrían rasgar mi piel y partirme las costillas.
|