Dorayaki de Durian Sukegawa
Cuando quedaba una pequeña cantidad de agua de cocción Tokue apagó el fuego y colocó una tabla de madera sobre el sawari. —Hay que dejarlas reposar —le dijo a Sentaro, que desconocía todos estos pasos. —Qué complicado —comentó él. —Es solo una manera de ser amable —respondió ella. —¿Con los clientes? —Se equivoca. Con las judías. —¿Con las judías? —Es que tuvieron la gentileza de venir hasta aquí, desde Canadá |