Baba Yagá puso un huevo de Dubravka Ugresic
Quién sabe, tal vez las oficinas burocráticas del señor Destino se parecen a Hollywood o a Bollywood, tal vez allí, en vez de millones de funcionarios diligentes, trabajan millones de chapuceros, que copian, reelaboran, machacan y emborronan el papel. Tal vez incluso existen departamentos, y unos se ocupan del argumento, otros de los diálogos y los terceros de los personajes, y quizá por eso nuestras vidas parecen un mejunje indescriptible. En cuanto nacemos, a todos nos ponen en la mano un paquetito invisible con las pistas, y todos empezamos a explorar nuestras vidas como boy scouts. Cada uno con sus coordenadas invisibles en la mano. Y tal vez de ahí, de este correteo nervioso, viene nuestro monstruoso desconocimiento de las vidas ajenas, de las vidas de las personas que más queremos…
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