Un lugar para Mungo de Douglas Stuart
Se concentró en su reflejo. Se preguntó que habían visto los hombres en él. ¿Dónde estaba esa señal que él no notaba, el mensaje que jamás había querido enviar? ¿Era el hecho de no mirar directamente a los ojos, de bajar la mirada con sumisión? ¿Era la laxitud de sus manos, su forma de echar el peso en una pierna? Quería encontrar la señal e interrumpir definitivamente su transmisión. Los hombres lo habían mirado como si supiesen lo que había dentro de su alma, cosas que ni él mismo se había confesado a sí mismo. Conocían la ineludible vergüenza que todo ello provocaba, la soledad que comportaba, y lo habían usado para alejarlo de su hogar. |