El susurrador de Donato Carrisi
Nadie sobrevive a un asesino en serie. Incluso si lloras, y si te desesperas, y si ruegas, no sirve de nada. De todos modos, alimenta el placer sádico del asesino. La única opción de la víctima es huir. Pero el miedo, el pánico, su incapacidad para entender lo que está pasando, está a favor de matar.
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