Mi chica revolucionaria de Diego Ojeda Sánchez
No sé de que manera entraste porque yo no abrí ninguna puerta. Mis candados estaban cerrados y aunque en mi memoria hacia menos frío que en tu vida derretiste con tu vientre el iceberg de mi cama Me cacheaste el alma con la mirada y con las manos en voz baja me quitaste de encima la tristeza Desde que te conozco tengo alas porque tú me enseñaste cómo usarlas. |