Libro de notas de Diego Alfonsín Rivero
Sentirse en casa con lo que uno escribe. Saber dónde están las cosas. Saber que están ahí. Que andan por algún lado y tarde o temprano acabarán por aparecer, aunque no las encontremos a la primera. Y aventurarse cada cierto tiempo en el exterior, encontrarse con la gente y con la vida para tener algo nuevo que contar al regreso, como quien va de compras y al volver llena la nevera con todo aquello con lo que se alimentará la escritura.
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