Final de temporada de Diego Agudelo Gómez
A veces me da por pensar que está fingiendo, que todo es un juego al que es incapaz de encontrarle punto final. Otras veces se me ocurre la idea de ponerlo a dormir, como a los perros rabiosos. No me queda difícil conseguir una dosis de pentotal sódico pero los días se han puesto lluviosos y a Arturo le debo, por lo menos, una despedida bajo el brillo del sol.
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