La camarera del titanic de Didier Decoin
Se preguntó cómo se las arreglaban los escritores para comunicar sus impresiones. Quizá también escribían la verdad y por esa razón sus libros eran tan hermosos. Alguna cosa en ellos, las palabras precisas, los verbos sencillos decían a la gente: "A ustedes les cuesta creerlo, y sin embargo todo ocurre como está escrito: el cielo es verde sobre Southampton, y eso es todo.
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