Queridos niños de David Trueba
Estoy convencido de que si Dios existe y se presentara a las elecciones lo haría sin éxito. Porque mis queridos niños saben que nadie es lo suficientemente perfecto para mandarles a ellos. Así que fracasar es el destino de una campaña, pero fracasar poco, fracasar despacio, fracasar con tiento. Y, sobre todo, que los demás rivales fracasen más ampliamente que tú.
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