Caminar la vida: La interminable geografía del caminante de David Le Breton
la conversación exige una disponibilidad, una atención al otro, el valor del silencio y del rostro. El caminar restituye, en concreto, la densidad de la presencia; es un poderoso instrumento para el reencuentro con el prójimo, para esos instantes cada vez más medidos en los que se está por entero proyectado en el cuidado del otro mientras se comparte un momento privilegiado.
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