La promesa de Damon Galgut
Últimamente a Susan no se lo cuenta todo, no siempre ayuda. Pero sigue siendo un consuelo, un consuelo sosegado y profundo, acostarte al lado de tu compañera en la cálida oscuridad, abrazarla y notar en la mano el latido de un corazón humano. Ya no importa demasiado que sea Susan a la que estás abrazando. Solo un cuerpo y un presencia. No estar sola.
|