La casa de los amores imposibles de Cristina López Barrio
Las ramas de las madreselvas que descansaban dócilmente unas sobre otras parecían guardar una ausencia, parecían esperar un regreso que las secaba y las hacía florecer de nuevo. Vivían y morían esperándolo, una y otra vez, en una condena perpetua en un círculo de nieve, hojas secas y lamentos solares.
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