El fin de la muerte de Cixin Liu
A partir del mismo momento en que el ser humano supo que el universo era, en realidad, un bosque oscuro en el que todos intentaban cazarse los unos a los otros, aquel niño sentado frente a la resplandeciente hoguera del campamento —que en otro tiempo tanto se había desgañitado para establecer contacto con seres extraterrestres— corrió a apagar el fuego y se puso a temblar en medio de la oscuridad, temeroso de la más mínima pavesa.
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