Un lord irresponsable de Christine Cross
(…) Por primera vez, Edward sintió que alguien lo necesitaba. A él, no a su responsable hermano mayor o a su inteligente hermano menor; a él, no su dinero ni su posición social, sino a Edward Marston. Una sensación de profunda paz lo embargó, como si hubiese encontrado su propósito en la vida.
|