Voz de Christina Dalcher
Patrick mira el contador y ve que otros tres números han desaparecido. Noto la presión de cada uno de ellos en mi pulso, con un tamborileo ominoso. —Ya basta, Jean —dice. Los chicos intercambian miradas preocupadas, esa preocupación que procede de saber lo que ocurre si el contador sobrepasa los tres dígitos. Uno, cero, cero. Entonces es cuando digo mis dos últimas palabras del lunes. A mi hija. Ese «buenas noches» susurrado apenas se me ha escapado cuando los ojos de Patrick se clavan en los míos, suplicantes. |