Una colección de cuentos de terror para niños con un hilo conductor que asusta tanto o más que las propias historias. Lo de niños, depende de para cuáles, ya que yo lo he leído con mi hijo mayor de 7 años por las noches y, bueno, algunas historias sob muy oscuras. Pero Chris Priestley sigue la buena costumbre de no tratar al público objetivo como tontos. El texto está muy bien escrito ( gracias a la traducción de Luis Miguel Murillo) creando una atmósfera opresiva y terrorífica. Recae en los tópicos del género, sin duda, pero no me parece que esto sea algo necesariamente negativo. En definitiva, un libro muy entretenido con alguna historia para no dormir.
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