Un hambre insaciable de Chelsea G. Summers
Echo de menos la época en que mi trabajo —mi voz— importaba, y no puedo quitarme de encima la sensación de que tanto afanarme para no perder mi puesto, tanto relacionarme en la rueda sin fin de internet, tanto tuitear, tanto bloguear, tanto instagramear, tanto tumblear, tanto tiempo perdido dedicado a ser relevante, no es más que un mísero intento de tapar con un dedo la grieta en el dique y evitar mi lenta e ineludible caída en el olvido.
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