Jane Eyre de Charlotte Brontë
Se estaba convirtiendo en el mundo entero para m, y más que el mundo entero, casi en mi esperanza de salvación eterna. Se interponía ante toda idea religiosa, como se interpone un eclipse entre la humanidad y el ancho sol. En aquellos días yo no era capaz de ver a Dios, pues sólo veía a aquella criatura suya que yo había convertido en un ídolo.
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