La librería café de los gatos de Charlie Jonas
A las siete de la mañana todo iba bien. A Maxie le encantaban esas primeras horas que solo le pertenecían a ella. Pasaba por delante de los huertos urbanos, que empezaban justo detrás de la plaza Lenau. Olía a césped recién cortado, el aire estaba aún limpio y un gato negro como el carbón corría junto a una valla.
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