Helechos de Catalina Infante
El primer año fuimos estúpidos. Nunca piensas que este tipo de cosas te pueden pasar. No nos cuadraban las enfermedades en nuestro estilo de vida, éramos inmortales. La vejez era la única enfermedad grave e irremediable, que por lo demás creíamos estar a punto de erradicar. Éramos gigantes, reyes, intocables, dueños, poderosos. Hasta que la mitad del mundo cayó enferma. Primero en Asia y luego de unos meses llegó a occidente. No tardó en propagarse y cobrar centenares de vidas cada día. La gente se moría en las calles esperando una cama en algún hospital. Los dos primeros meses fue como una gripe fuerte, murieron viejos y gente con enfermedades previas, por lo que no tuvo mayor alarma. A los jóvenes, centros del mundo, no les importa que los viejos mueran, de algo tienen que morir, piensan. Pero luego esos mismos jóvenes empezaron a reaccionar mal al virus, porque muta, nunca es el mismo, se hace más fuerte. No puedes confiar en él porque no sabes cómo va a tratarte.
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