Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Como si esto hubiera sido una señal, Henry aparece galopando por el recodo, a lomos de un caballo de un blanco inmaculado. Decididamente, no se le ve ni sudoroso ni asqueroso. En vez de eso, aparece bañado de forma espectacular por el resplandor del sol de tarde. Va vestido con una impecable americana negra y unos pantalones de montar metidos por dentro de unas botas de caña alta, y es la viva imagen del príncipe de los cuentos de hadas. Cuando se desabrocha el casco y se lo quita con una mano enguantada, deja ver un cabello despeinado de un modo muy atractivo que parece totalmente natural. -Voy a vomitarte encima -le dice Alex cuando lo tiene lo bastante cerca como para que lo oiga. |