Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Tú acaparas mis pensamientos tan enteramente que no puedo pensar en nada más; no solo tienes mi mente ocupada todo el día, además te inmiscuyes en ella cuando estoy dormido. Me encuentro contigo en cada uno de mis sueños, y cuando despierto no puedo volver a cerrar los ojos, porque rememoro tu dulzura una y otra vez.
|